El aprendizaje es
un proceso a través del cual se adquieren o modifican habilidades,
conocimientos, conductas o valores que son el resultado de la experiencia y de
la instrucción que se lleva a cabo durante toda la vida.
En esta marcha,
la psicología de la educación juega un papel fundamental, pues gracias a los
conocimientos científicos que nos brindan sus teorías, podemos conocer como se
produce el aprendizaje dentro la plataforma educativa, permitiéndonos a la vez
mejorar la calidad de la educación.
Como bien sabemos
el aprendizaje es permanente, por lo tanto,
deberíamos tener en cuenta que no solo se concibe a partir de la
educación, pues son muchos los factores que intervienen en su enriquecimiento.
De ahí, la importancia de autoevaluarnos en nuestra labor pedagógica, una mala
intervención podría generar inconexiones en el proceso de aprendizaje de los
más pequeños. La práctica y la teoría están interrelacionadas, por ello es
necesario que los profesionales estén bien formados y tengan conocimientos
sobre las técnicas que utilizan, ya que una mala aplicación interrumpiría el
desarrollo de los niños.
La sociedad sufre
grandes cambios y junto a ella la educación. En mi opinión, el objetivo
principal de las escuelas debería ser construir una sociedad en la que se
aprendiera a aprender, y esto sin lugar a duda se consigue a partir de la
psicología de la educación, ya que se encarga de analizar las distintas formas
de enseñar y de aprender dando soporte a las características individuales de
los alumnos y adaptándose a sus necesidades
En definitiva, la
psicología es una ciencia y la enseñanza un arte, si combinamos ambas técnicas lograremos
una enseñanza más eficaz y promoveremos aprendizajes significativos, además de
ayudarnos a reconocer aquellas prácticas
erróneas que nos impiden evaluar lo
razonable, es decir, todo el proceso.
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