Màrius
Serra
Quieto, es un libro que
nos narra la vida de una familia llamada “ Llullu”, una familia
que a pesar de los grandes problemas que padecen, nos muestra con un
rostro sonriente el mayor espectáculo del mundo, un hombre armado de
valor para luchar ante las adversidades que le depara la vida.
Sus episodios relatan la
vida de Màrius Serra, un señor que tiene un hijo con parálisis
cerebral, una enfermedad que como bien sabemos no tiene cura, pero
que con dedicación y esfuerzo se puede llegar a manejar y obtener
mejoras.
Sus capítulos en
ocasiones nos muestran un contenido triste , pero en mi opinión te
hacen ver que el único antídoto que existe para enfrentar un
problema, es la actitud que adopta uno mismo frente a cualquier
situación.
El creador Màrius Serra
cuenta la historia de manera que aunque nos de gran libertad de
interpretación, todos somos capaces de leer en ella las mismas
cosas, de descodificar aquello que nos quiere transmitir y sobre
todo nos permite saborear en sus palabras, el gran amor que se puede
llegar a tener por un hijo. El narrador expresa con claridad e
intensidad sus sentimientos, los cuales utiliza como herramienta para
despertar nuestro interés y así captar totalmente nuestra atención.
En el trascurso de la
lectura han habido momentos en los que he empatizado con el
protagonista, he podido ver reflejado como Serra intenta que la
discapacidad de su niño no sea vista como algo que le hace distinto,
que esa diferencia no sea señalada desde todos los ámbitos y por su
puesto, lucha para que su hijo pueda disfrutar de todos los derechos
que como norma general tienen los niños a esa edad.
La discapacidad en sí
está caracterizada en nuestra sociedad como algo diferente, a este
tipo de individuos se les niega la posibilidad de acceder a la
educación y de tener la oportunidad de desarrollarse
profesionalmente, se les excluye de la vida cultural y de las
relaciones sociales cotidianas... desde mi punto de vista destacaré,
que pensar así es de ignorantes, porque es la misma sociedad la que
está en desventaja ya que desaprovecha el enorme potencial que
poseen estas personas.
Soy consciente de que una
deficiencia impide que te desenvuelvas en determinadas situaciones,
lamentablemente es una clara realidad, pero no por ello debemos
etiquetar la discapacidad como algo que nos diferencia de los demás.
En la historia aparece
implícito el concepto de normalización, ésto no significa
convertir a las personas con discapacidad en seres normales, sino ver
esa deficiencia sin discriminar, reconocer los derechos que tienen e
incluirlos en el día a día de todos, ya que ellos también forman
parte del mundo que nos rodea. Por este motivo es necesario poner al
alcance de los niños medios que faciliten su adaptación y recursos
que les sirva para afrontar lo desconocido, pues ésto desarrollará
sus potencialidades de forma progresiva.
La educación desempeña
un papel crucial en la estimulación y guía del desarrollo de las
capacidades, exigiendo así una intencionalidad educativa por parte
de los profesores y una cuidadosa planificación de experiencias y
actividades.
Rescatando el concepto de
inclusión del libro añadiré que una educación inclusiva tiene que
ver con la capacidad de “construir” una escuela que de
respuesta a la gran diversidad que existe, reconociendo el derecho de
igualdad porque todos pertenecemos a una misma comunidad.
Cuando hablamos de
“inclusión” es común confundirlo con el término de
“integración”, a pesar de ser términos muy similares
contienen una profunda diferencia. La inclusión trata de
transformar la organización y la respuesta de la escuela mientras
que integración hace referencia al proceso de enseñar a todos los
niños en conjunto, omitiendo sus dificultades y diferencias
individuales.
Si levantamos un muro y
separamos a las personas con problemas de aquellas que no los tienen,
de forma despectiva impedimos su participación, por lo tanto,
estamos creando desigualdades. La obra refleja claramente estas
diferencias, ya que dichas barreras impiden a Màrius que lleve a su
hijo al colegio.
Deberíamos tomar
conciencia de este tipo de actitudes, ya que inconscientemente
entorpecemos el aprendizaje de muchas personas.
Personalmente creo que el
padre de Llullu utiliza esta obra para desahogarse, el arte es un
medio de escape muy práctico, te permite contar vivencias y
sincerarte con ellas, como vía de expresión, considero que es la
más indicada.
Otras de las cosas que me
ha llamado mucho la atención, es como Márius lidia constantemente
con las demandas específicas que requiere la discapacidad de su
hijo, es admirable sentir la fortaleza que tiene para enfrentarlas.
Aunque en ocasiones su moral decaiga, sus palabras alentadoras dan
sentido y vida a todo ese gran esfuerzo que esta llevando a cabo.
El relatar esta
experiencia, considero que ha tenido que ser muy doloroso, ya que
para ello el autor ha tenido que recapitular su vida y junto a ella
aquellas situaciones críticas que vivió en momentos determinados.
En definitiva, superar un
problema como he mencionado anteriormente depende más de la actitud
positiva que se adopte que de otra cosa, normalmente no suelen ser
grandes ni pequeños los problemas, puesto que varían dependiendo
de la importancia que nosotros queramos darle.
Serra ha demostrado al
mundo que con su actitud ha logrado marcar una diferencia y no me
refiero a las distinciones que se les puede atribuir a una cierta
deficiencia, sino que sus sabias palabras han hecho que vea la
discapacidad desde otra perspectiva, algo indispensable para
facilitar la inclusión a este tipo de niños, porque si él ha
conseguido que yo cambie de opinión, también lo harán el resto de
personas tras la lectura.
“La diferencia no esta en las condiciones personales de cada individuo, sino en la virtud que les envuelve”.